La luz ultravioleta es capaz de eliminar un 99% virus en superficies y espacios, se lo considera un implemento efectivo para la prevención del contagio del Corona virus por su amplio espectro, es una tecnología que ya se usa en Chile en el área de la salud, para fines similares.
En los últimos años, uno de los usos más comunes de los rayos UV (del tipo luz ultravioleta C, específicamente) es el de esterilizar pequeños flujos residenciales, así como también grandes flujos en proyectos comerciales o industriales. Pero hoy, en hospitales como el Wuhan Wuchang ubicado en China, se está utilizando para prevenir la infección y contribuir como solución práctica en la lucha contra la propagación del virus.
Se sabe que puede irritar la piel y los ojos, pero para que esta técnica sea efectiva y no dañe a las personas, los expertos advierten que se debe manejar con precaución, por lo que se debe utilizar con cuidado, los niños no deben acercarse o tener acceso al uso de estas lámparas, que justamente vienen con control remoto para evitar la exposición cercana y para ser utilizadas sólo por adultos.
Hoy en el epicentro de la pandemia en Estados Unidos, la icónica ciudad de Nueva York comenzará esta semana a aplicar este sistema para desinfectar sus vagones de metro y buses: la luz UVC.
Este tipo de rayo ultravioleta es particularmente efectivo para destruir el material genético de microorganismos como virus y bacterias, impidiendo su replicación.
Desde su hallazgo en 1878, se ha convertido en un método básico de esterilización, siendo utilizado todos los días en hospitales, aviones, oficinas e incluso en fábricas de alimentos.
Y hoy, con la irrupción del nuevo coronavirus en el mundo, la luz UVC ha vuelto a cobrar relevancia.
En China, por ejemplo, se les aplica esta tecnología a autobuses todas las noches para desinfectarlos, mientras que robots han estado limpiando los pisos de hospitales con esta luz. Incluso los bancos han desinfectado dinero con este método.
Tipos de radiación
Existen tres tipos de radiación UV.
La primera es la ultravioleta A (UVA), que constituye la mayor cantidad de radiación que llega a la Tierra. Es capaz de penetrar la piel, siendo la causante de la aparición de arrugas y manchas en las personas.
Luego está la ultravioleta B (UVB), que puede dañar el ADN de la piel, provocando quemaduras solares y, potencialmente, cáncer.
Y, finalmente, está la ultravioleta C (UVC), que es la más nociva. Tiene una longitud de onda de luz más corta y enérgica que las demás, lo que la hace especialmente dañina para los humanos.
Este último tipo de radiación es absorbido por la capa de ozono por lo que nunca llega a la superficie de la Tierra.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) fue enfática en señalar que las lámparas ultravioletas no deben usarse para desinfectar las manos u otras áreas de la piel.
De todas maneras, el médico Carlos Pérez dice que esta tecnología en ningún caso reemplaza el aseo directo de las superficies u otros métodos de desinfección.
“Puede ser una buena medida si se aplica de manera eficiente, pero es complementaria porque no limpia. Es necesario continuar con el aseo directo con soluciones desinfectantes”, indica.