Temperaturas que cambian, plagas que crecen
Texto por: Sofía Estrada Bernal
“La salud de las plantas y el cambio climático están irreversiblemente relacionados. El cambio climático está influyendo en el movimiento y los ciclos de vida de las plagas de manera impredecible, y, además, puede destruir en sí a las plantas debido a eventos climáticos extremos o también a cambios en las temperaturas”, explica Mirko Montuori, especialista de información pública de la mencionada Organización.
En África, por ejemplo, actualmente los eventos climáticos han facilitado un brote de langostas del desierto sin precedentes que han devastado miles de hectáreas de tierra en Etiopía, Kenia, Somalia, y ha llegado hasta Djibouiti y Eritrea, gracias a las lluvias inusualmente intensas y el aumento de la frecuencia de los ciclones en el Océano Índico. La plaga consume diariamente vegetales que podrían alimentar a 35.000 personas. Y se teme que pueda saltar al continente asiático.
Precisamente los países en desarrollo que dependen más de la agricultura son los más vulnerables a las transformaciones de hoy en las pautas de las plagas y las enfermedades, pero es algo que afecta a todos los niveles de la sociedad, asegura la FAO.
Cientos de millones de pequeños agricultores dependen exclusivamente de la agricultura y la acuicultura para sobrevivir, pero mientras los agricultores rurales luchan por producir alimentos, las personas pobres de las zonas urbanas cercanas tienen que afrontar una menor disponibilidad de alimentos a precios más elevados.
La economía de los países también sufrirá cuando las nuevas plagas y enfermedades reduzcan el acceso de sus productos agrícolas a los mercados internacionales o incurran en costos más elevados asociados a la inspección, el tratamiento y el cumplimiento de las normas.
El Programa Mundial de Alimentos considera esta epidemia como la plaga migratoria más peligrosa del mundo. El repunte actual, que comenzó en 2019, es el peor de los últimos 25 años en Etiopía y Somalia, y el peor de los últimos 70 años en Kenya.
«La peor y más devastadora plaga de langostas del desierto»
12 países afectados, 30 millones de personas amenazadas por el hambre y otros tantos millones de hectáreas de cultivos devastadas por nubes de insectos que, en algunos casos, llegan a sumar 150 millones de ejemplares por kilómetro cuadrado. Y se debe recordar que en enjambre de 150 millones de langostas devora cada día la misma cantidad de alimentos vegetales que una ciudad de 35.000 habitantes, calculan los expertos.
Sin duda se trata de una tragedia humanitaria y medioambiental de grandes dimensiones
Las reiteradas alertas de las autoridades de los países afectados, la FAO y la OMS no están consiguiendo de momento una respuesta suficiente para hacer frente a la plaga, que sigue extendiéndose por el nordeste de África. Incluso el gobierno de Jordania ha elevado el estado de alerta en el país a causa de la presencia de un enjambre de langostas del desierto en una zona de Arabia Saudí situada cerca de la frontera común.
La situación sigue siendo extremadamente alarmante en Kenia, Etiopía y Somalia, donde las infestaciones generalizadas de la langosta del desierto y una nueva generación de reproducción amenazan la seguridad alimentaria y los medios de vida en la región. La situación es menos preocupante en Uganda y Tanzania.